Aquel sótano de mi tío Herminio en Guadalajara y el Año Nuevo
Estoy
sentado en el sótano de mi tío Herminio que falleció por culpa de eso que nos
tuvo acojonados a todo el mundo, el puto Covid 19. Aquí, en Guadalajara, la vida es muy parecida a un sitio como Fargo,
aquel lugar del film de los Coen. No sucede nada que sea, lo más de lo más
cool, de la última revolución cultural post Avant Garde. Pero, el sótano de mi tío
es un lugar fascinante, tiene una colección de más de 5000 vinilos, todos
cuidadísimos, con sus fundas y ordenados cronológicamente; Rock, Blues, New
Wave, Hard, Glam, Heavy, Punk, PostPunk, Techno o Synthpop de USA y UK. Un
festín. Hoy es Nochevieja y hemos quedado mi novia y yo para montarnos nuestra
propia fiesta particular. Olga está triste porque ha traído una botella de vino
con una foto de un perro, que se encontró por el arcén de la A-2, ya hace como
4 meses que murió envenenado, por algún desalmado. Aquel perro era un setter
inglés pequeño muy bello. La crueldad es
intolerable. Esta es una ciudad que nunca pasa nada, pero a veces, piensas
cuando te vas a la cama, en las noches de luna llena que te encontrarás con
algún hombre lobo. Es mi chica, y yo, su chico. Nos amamos, jadeamos y
saboreamos nuevos orujos en una tienda de licores unos días antes de las
vacaciones navideñas. Olga tiene un problema, es alérgica al gluten y
determinados tipos de alcohol —dependiendo
de su origen no puede beberlos— a pesar de su alergia, siempre hay algún
licor de Baco que congenia con ella, caso del vodka. Además, no sería capaz de
probar una gota de whisky de malta delante de ella, cuando ella tiene reacción
a este maravilloso brebaje.
La
cosa, como que la fiesta iba por la New Wave y el Syntpop, me dio por alisarme el pelo y Olga se hizo un cardado a
lo Martha Davis de The Motels que estaba atómica. Bebiendo y bailando como diría la ingeniosa de Alaska. Pasaban las
horas y mis padres estaban en una aldea de la España vacía y perdida, de la
provincia de esta solitaria ciudad. De repente, comenzaron a llegar amigos y
amigas de la época de la escuela secundaria. Aquello fue, inicialmente, muy
sorpresivo, pero con el paso del tiempo, comencé a ponerme muy nervioso y empecé
a gritarles y maldecirlos. Hubo un momento de silencio —sonaba Personal Jesus de los Depeche Mode— hasta que la
aguja reproductora se salió fuera del surco del vinilo. Sentí una influencia
tan mala como buena, que finalmente parecía que la energía fulgurante de las rimas
de Martin Gore, en la voz del inefable David Gahan habían convencido, a la
platea, quien estaba al mando del sótano mágico. Lo que nos hizo, estallar en una larga carcajada y todos nos emborrachamos, de la misma forma en que te duermes; a pierna suelta. Fue un pedal del 29. Aquello
se fue caldeando y la temperatura corporal disparo la libido. De facto, me vi
con un top encima de mi cabeza y tenía la polla de un bobo de 8 de la EGB en la
planta del pie. Miré entre el pasmo y la perplejidad. Recordé un reportaje, de
un magazine que hablaba sobre un estudio que decía que mucha gente se expresa
mejor sexualmente cuando estás ebrio. ¡Vamos
que es una experiencia, a medias, eso es, no me sale el palabro, ya, algo no muy histórico ni vital!
Volviendo al keller que dicen los alemanes;
las cosas se suavizaron en ese instante —que deberían de hacerse— y son más difíciles cuando no se sospecha
que debemos de hacerlo, y todo se descontrola y se recela; en la forma que tu
primer beso fue negligente y la primera vez que golpeas una pared. Algo que terminará pasándote factura, en
tus nudillos, y no es nada baladí.
Me
que quedé dormido y soñé que llegó el deseado momento de la víspera de Año Nuevo
con mi novia, y luego esa gélida mañana cuando nos despertamos juntos. No sé
cómo decirlo… La cosa como el que no
quiere terminó sacando y expulsando del sótano de mi difunto moderno tío ochentero; a más de 50 personajes de aquella EGB. Se preguntarán: ¿Qué coño han estado hablando todas esas
personas? Porque éste es el
mejor momento que mi novia y yo hemos tenido en mucho tiempo, y tal vez fue
todo porque finalmente acabé bebiendo como un cosaco en la vieja Polonia y no
me hacía sentir estúpido por estar borracho, o alejarme de un beso y pidiéndome
que regresara directo al baño, donde un pequeño saltamontes, en el oído me
susurra: “cúrratelo con la Gillette lo
mejor que sepas, para rematar el
trabajo, con una cepillada de dientes gloriosa. Recuerda que hay que
pasar el limpiador por la lengua y
frotarla con fuerza; huele a alcohol y ese hedor le molesta, campeón”. A la mañana siguiente, echaba de menos a
todo ese puto tropel de la EGB, porque en Guadalajara todos nos conocemos y la
gente, se junta en cualquier sarao; entierros, fiestas patronales, elecciones
generales o profesiones de Semana Santa.
Decididamente, vamos
al puto McDonald's, pero Olga y yo no nos quedamos mucho tiempo, porque tenemos
que regresar a mi casa a ver Walking Dead con mi madre —qué bobo, si no habrán llegado de su fin de año— o lo que sea que
tengamos que hacer durante las vacaciones de invierno del instituto en
Guadalajara. Ni siquiera creo que McDonald's estuviera sirviendo nuggets de
pollo todavía.
Luego, lo más probable es que tuvieran las patatas camperas fritas del menú en
el desayuno; que es mucho menos satisfactorio. ¿No sé por qué cojones les cuento
este embrollo de las putas patatas? Creo que es por un asunto relacionado
con la inflación o la hinchazón de huevos. Pero, sigo dándole vueltas al
principio de año y compruebo, lo curioso que me resulta ver a la gente estar
haciendo un gran drama por conseguir que el desayuno se sirva todo el día,
aunque nunca obtengan un almuerzo por la mañana. Finalmente, cojo mi
Smartphone y entro en Google, donde leo: estrella de fútbol femenino, de
Zambia, ha sido encontrada muerta en su humilde casa. Dicen, las últimas
noticias que se había ahorcado, ante las constantes vejaciones y reiteradas
violaciones del entrenador de la selección nacional. Me quedé estupefacto y muy
triste. En esta tierra, se ven volar las
golondrinas, bandadas de golondrinas, en un largo viaje hacía la vieja África. Aquí
en el congelador de mi pueblo, sólo nos quedamos los zombis, mi novia y el puto
McDonald´s. Así son las cosas, cuando llega un nuevo año.
Dedicado a Martin Duffy mayo 1967/diciembre 2023 In Memoriam
Fotogramas
adjuntados
El extraño viaje (1964) by Fernando Fernán Gómez
Buffalo
66 (1998) by Vicent Gallo
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jedné plavovlásky (1965) by Milos Forman
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by (2003) Catherine Hardwicke
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