Aquel sótano de mi tío Herminio en Guadalajara y el Año Nuevo

agosto 31, 2023 Jon Alonso 0 Comments


 

Estoy sentado en el sótano de mi tío Herminio que falleció por culpa de eso que nos tuvo acojonados a todo el mundo, el puto Covid 19. Aquí, en Guadalajara, la vida es muy parecida a un sitio como Fargo, aquel lugar del film de los Coen. No sucede nada que sea, lo más de lo más cool, de la última revolución cultural post Avant Garde. Pero, el sótano de mi tío es un lugar fascinante, tiene una colección de más de 5000 vinilos, todos cuidadísimos, con sus fundas y ordenados cronológicamente; Rock, Blues, New Wave, Hard, Glam, Heavy, Punk, PostPunk, Techno o Synthpop de USA y UK. Un festín. Hoy es Nochevieja y hemos quedado mi novia y yo para montarnos nuestra propia fiesta particular. Olga está triste porque ha traído una botella de vino con una foto de un perro, que se encontró por el arcén de la A-2, ya hace como 4 meses que murió envenenado, por algún desalmado. Aquel perro era un setter inglés pequeño muy bello. La crueldad es intolerable. Esta es una ciudad que nunca pasa nada, pero a veces, piensas cuando te vas a la cama, en las noches de luna llena que te encontrarás con algún hombre lobo. Es mi chica, y yo, su chico. Nos amamos, jadeamos y saboreamos nuevos orujos en una tienda de licores unos días antes de las vacaciones navideñas. Olga tiene un problema, es alérgica al gluten y determinados tipos de alcohol —dependiendo de su origen no puede beberlos— a pesar de su alergia, siempre hay algún licor de Baco que congenia con ella, caso del vodka. Además, no sería capaz de probar una gota de whisky de malta delante de ella, cuando ella tiene reacción a este maravilloso brebaje.



La cosa, como que la fiesta iba por la New Wave y el Syntpop, me dio por alisarme el pelo y Olga se hizo un cardado a lo Martha Davis de The Motels que estaba atómica. Bebiendo y bailando como diría la ingeniosa de Alaska. Pasaban las horas y mis padres estaban en una aldea de la España vacía y perdida, de la provincia de esta solitaria ciudad. De repente, comenzaron a llegar amigos y amigas de la época de la escuela secundaria. Aquello fue, inicialmente, muy sorpresivo, pero con el paso del tiempo, comencé a ponerme muy nervioso y empecé a gritarles y maldecirlos. Hubo un momento de silencio —sonaba Personal Jesus de los Depeche Mode hasta que la aguja reproductora se salió fuera del surco del vinilo. Sentí una influencia tan mala como buena, que finalmente parecía que la energía fulgurante de las rimas de Martin Gore, en la voz del inefable David Gahan habían convencido, a la platea, quien estaba al mando del sótano mágico. Lo que nos hizo, estallar en una larga carcajada y todos nos emborrachamos, de la misma forma en que te duermes; a pierna suelta. Fue un pedal del 29. Aquello se fue caldeando y la temperatura corporal disparo la libido. De facto, me vi con un top encima de mi cabeza y tenía la polla de un bobo de 8 de la EGB en la planta del pie. Miré entre el pasmo y la perplejidad. Recordé un reportaje, de un magazine que hablaba sobre un estudio que decía que mucha gente se expresa mejor sexualmente cuando estás ebrio. ¡Vamos que es una experiencia, a medias, eso es, no me sale el palabro, ya, algo no muy histórico ni vital! Volviendo al keller que dicen los alemanes;  las cosas se suavizaron en ese instante —que deberían de hacerse— y son más difíciles cuando no se sospecha que debemos de hacerlo, y todo se descontrola y se recela; en la forma que tu primer beso fue negligente y la primera vez que golpeas una pared. Algo que terminará pasándote factura, en tus nudillos, y no es nada baladí.



Me que quedé dormido y soñé que llegó el deseado momento de la víspera de Año Nuevo con mi novia, y luego esa gélida mañana cuando nos despertamos juntos. No sé cómo decirlo… La cosa como el que no quiere terminó sacando y expulsando del sótano de mi difunto moderno tío ochentero; a más de 50 personajes de aquella EGB. Se preguntarán: ¿Qué coño han estado hablando todas esas personas? Porque éste es el mejor momento que mi novia y yo hemos tenido en mucho tiempo, y tal vez fue todo porque finalmente acabé bebiendo como un cosaco en la vieja Polonia y no me hacía sentir estúpido por estar borracho, o alejarme de un beso y pidiéndome que regresara directo al baño, donde un pequeño saltamontes, en el oído me susurra: “cúrratelo con la Gillette lo mejor que sepas, para rematar el  trabajo, con una cepillada de dientes gloriosa. Recuerda que hay que pasar el limpiador por  la lengua y frotarla con fuerza; huele a alcohol y ese hedor le molesta, campeón”. A la mañana siguiente, echaba de menos a todo ese puto tropel de la EGB, porque en Guadalajara todos nos conocemos y la gente, se junta en cualquier sarao; entierros, fiestas patronales, elecciones generales o profesiones de Semana Santa.




Decididamente, vamos al puto McDonald's, pero Olga y yo no nos quedamos mucho tiempo, porque tenemos que regresar a mi casa a ver Walking Dead con mi madre —qué bobo, si no habrán llegado de su fin de año— o lo que sea que tengamos que hacer durante las vacaciones de invierno del instituto en Guadalajara. Ni siquiera creo que McDonald's estuviera sirviendo nuggets de pollo todavía. Luego, lo más probable es que tuvieran las patatas camperas fritas del menú en el desayuno; que es mucho menos satisfactorio. ¿No sé por qué cojones les cuento este embrollo de las putas patatas? Creo que es por un asunto relacionado con la inflación o la hinchazón de huevos. Pero, sigo dándole vueltas al principio de año y compruebo, lo curioso que me resulta ver a la gente estar haciendo un gran drama por conseguir que el desayuno se sirva todo el día, aunque nunca obtengan un almuerzo por la mañana. Finalmente, cojo mi Smartphone y entro en Google, donde leo: estrella de fútbol femenino, de Zambia, ha sido encontrada muerta en su humilde casa. Dicen, las últimas noticias que se había ahorcado, ante las constantes vejaciones y reiteradas violaciones del entrenador de la selección nacional. Me quedé estupefacto y muy triste. En esta tierra, se ven volar las golondrinas, bandadas de golondrinas, en un largo viaje hacía la vieja África. Aquí en el congelador de mi pueblo, sólo nos quedamos los zombis, mi novia y el puto McDonald´s. Así son las cosas, cuando llega un nuevo año.



                                   Dedicado a Martin Duffy mayo 1967/diciembre 2023 In Memoriam





Fotogramas adjuntados

El extraño viaje (1964) by Fernando Fernán Gómez

Buffalo 66 (1998)  by Vicent Gallo

Lásky jedné plavovlásky (1965) by Milos Forman

Thirteen by (2003) Catherine Hardwicke 






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