Braulio, amor mío
Me
hubiera gustado se un poco más feliz. Tampoco lo sabía muy bien. Aunque una cosa es experimentar y
otra quebrantar. Nada más lejos de la realidad, querido Braulio. Es inefable,
el jodido dolor que me causas, día a día. Tu ausencia es como el veneno dentro
de un ambientador de marca blanca esparcido por toda la casa. Aún puedo
sentirte, olerte y escucharte. Sí, Braulio. Te veo en cada rincón, de este
lánguido y enorme casoplón que construimos juntos. ¿Dónde estás? ¿A dónde te
fuiste? ¿Por qué lo hiciste? ¿Tanto te costaba aguantar un poco más? ¿Cómo
pudiste ser tan egoísta para marcharte, y dejarme sola? Me muerdo las uñas y el
pelo se me cae. No sé si estarás pasando frío en la gélida noche. Si te has ido
al otro lado del charco o si estás cerca, riéndote de mí. No sé qué pensar.
Empero este sinvivir sigue dentro de mi cerebro. Deseando que aún respires, que
sigas con vida, allá donde estés. Ya está bien, Braulio. ¡Basta de esta lenta
agonía! ¡Por favor! Te lo pido de rodillas, mientras mis lágrimas crean un
estanque de agua salada. Veo el sofá, nuestro dormitorio y el estudio, Braulio.
Pero no te veo a ti. Sin embargo, Braulio, no era la primera vez que cometía el
error de desaparecer.
A
la búsqueda de un afán desesperado por intentar definirse a sí mismo, por
ordenarse mentalmente. Braulio era uno de esos tipos que nunca podía decir: “yo
soy...” Del mismo modo, que sus labios pronunciaban las palabras, de turno. Ese
maldito ser desaparecía... Sólo existía el pasado, ese que únicamente podía
definir un borroso esbozo de lo que había sido: enturbiado, ex profeso, por las
diferentes tonalidades que se mezclaban en la paleta de la circunstancia.
Braulio, no podría llegar a conocerse nunca a sí mismo. La angustia le asaltaba
de un modo repentino y caprichoso. En cualquier momento, estallaba. No llamaba
a su puerta, entraba así de sopetón, sin previo aviso. Era la llegada del ese
momento de desnaturalización del personaje; que lo inundaba todo. Braulio, era
demasiado joven... posiblemente, le faltaba mucho por experimentar, y ahora le
asaltaba la duda de vivir o morir.
El
mero hecho de percatarse de ello se lo impedía, y entraba entonces en una
vorágine de enlaces racionales que deberían haberle permitido comprender su
agonía absurda y sin sentido. Braulio, intentaba bucear en sus contrasentidos,
causas, consecuencias, emociones, esperanzas y humillaciones. El resto de
sensaciones quedaban muy lejos, como los humores etéreos que se arremolinaban, en ese molde, donde ninguna pieza encajaba; que seguía siendo, su atribulada
cabeza. — Sí, lo sé todo de ti y lo desconozco todo. Braulio ¿por qué no me
dices dónde estás? Te he buscado por los rincones más extraños que pudiera
pisar mi honor. Estoy enloqueciendo, siento mi locura, más intensa de lo
habitual. Y sólo sufro por ti. ¿Braulio, sabias que nadie más, denota tu
desaparición? Pero, solamente es mi imaginación, mi mente que se niega a
aceptar la realidad.
Dos años después
Unidad
de investigación de personas desaparecidas en un lugar de Segovia… El
cuerpo de Nekane Iturralde López ha sido localizado, en un viejo cauce, a la altura de
una pedanía cercana a la población de Pedraza. La portavoz de la Undad ha
comunicado a los medios de comunicación presentes; que entre las pertenencias localizadas de los restos
del cadáver; se encontraba un sobre con una carta, en su interior.
Una
vez levantado el acta del cadáver, por el juez, éste ha sido enviado al Instituto
de Patología Forense del Hospital Ramón y Cajal. Esa misma tarde un medio digital reproducía parte de un extracto de la misiva que llevaba NI. “Braulio, amor
mío, vuelve... Yo te quiero. Eres la persona más importante de mi vida. En
tantos años pasados; quemaría todo lo escrito y retrocedería a las vigilias que
me llevaron al borde del suicidio (a pesar de haber nacido en el seno, de una
añoranza de perpetua tristeza, de tú extraña dependencia, siempre me rondó la
misma pregunta: ¿se sentiría cómodo siendo feliz?). Posiblemente, ya no era
necesario. No obstante, Nekane dijo: ya no lo aguanto más. Esta angustia me está
matando. De verdad, Braulio. Es otra de tus crisis habituales o ¿Tienes pensado volver? Porque te necesito más que nunca de vuelta. ¡Braulio, amor mío! Por fin,
te encontré para siempre.
FIN
Dedicado
a Harlan Ellison mayo 1934/junio 2018 In memoriam
Fotogramas adjuntados
Mystery
in Mexico (1948) by Robert Wise
The
Night Of The Following Day (1973) by Hubert Cornfield
Séance
on a Wet Afternoon (1964) by Bryan Forbes
Le
mépris (1963) by Jean-Luc Godard
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