Braulio, amor mío

junio 30, 2018 Jon Alonso 0 Comments








Me hubiera gustado se un poco más feliz. Tampoco lo sabía muy bien. Aunque una cosa es experimentar y otra quebrantar. Nada más lejos de la realidad, querido Braulio. Es inefable, el jodido dolor que me causas, día a día. Tu ausencia es como el veneno dentro de un ambientador de marca blanca esparcido por toda la casa. Aún puedo sentirte, olerte y escucharte. Sí, Braulio. Te veo en cada rincón, de este lánguido y enorme casoplón que construimos juntos. ¿Dónde estás? ¿A dónde te fuiste? ¿Por qué lo hiciste? ¿Tanto te costaba aguantar un poco más? ¿Cómo pudiste ser tan egoísta para marcharte, y dejarme sola? Me muerdo las uñas y el pelo se me cae. No sé si estarás pasando frío en la gélida noche. Si te has ido al otro lado del charco o si estás cerca, riéndote de mí. No sé qué pensar. Empero este sinvivir sigue dentro de mi cerebro. Deseando que aún respires, que sigas con vida, allá donde estés. Ya está bien, Braulio. ¡Basta de esta lenta agonía! ¡Por favor! Te lo pido de rodillas, mientras mis lágrimas crean un estanque de agua salada. Veo el sofá, nuestro dormitorio y el estudio, Braulio. Pero no te veo a ti. Sin embargo, Braulio, no era la primera vez que cometía el error de desaparecer. 













A la búsqueda de un afán desesperado por intentar definirse a sí mismo, por ordenarse mentalmente. Braulio era uno de esos tipos que nunca podía decir: “yo soy...” Del mismo modo, que sus labios pronunciaban las palabras, de turno. Ese maldito ser desaparecía... Sólo existía el pasado, ese que únicamente podía definir un borroso esbozo de lo que había sido: enturbiado, ex profeso, por las diferentes tonalidades que se mezclaban en la paleta de la circunstancia. Braulio, no podría llegar a conocerse nunca a sí mismo. La angustia le asaltaba de un modo repentino y caprichoso. En cualquier momento, estallaba. No llamaba a su puerta, entraba así de sopetón, sin previo aviso. Era la llegada del ese momento de desnaturalización del personaje; que lo inundaba todo. Braulio, era demasiado joven... posiblemente, le faltaba mucho por experimentar, y ahora le asaltaba la duda de vivir o morir. 











El mero hecho de percatarse de ello se lo impedía, y entraba entonces en una vorágine de enlaces racionales que deberían haberle permitido comprender su agonía absurda y sin sentido. Braulio, intentaba bucear en sus contrasentidos, causas, consecuencias, emociones, esperanzas y humillaciones. El resto de sensaciones quedaban muy lejos, como los humores etéreos que se arremolinaban, en ese molde, donde ninguna pieza encajaba; que seguía siendo, su atribulada cabeza. — Sí, lo sé todo de ti y lo desconozco todo. Braulio ¿por qué no me dices dónde estás? Te he buscado por los rincones más extraños que pudiera pisar mi honor. Estoy enloqueciendo, siento mi locura, más intensa de lo habitual. Y sólo sufro por ti. ¿Braulio, sabias que nadie más, denota tu desaparición? Pero, solamente es mi imaginación, mi mente que se niega a aceptar la realidad.


                                                                                     Dos años después



Unidad de investigación de personas desaparecidas en un lugar de Segovia…El cuerpo de Nekane Iturralde López ha sido localizado, en un viejo cauce, a la altura de una pedanía cercana a la población de Pedraza. La portavoz de la Undad ha comunicado a los medios de comunicación presentes; que entre las pertenencias localizadas de los restos del cadáver; se encontraba un sobre con una carta, en su interior. 









Una vez levantado el acta del cadáver, por el juez, éste  ha sido enviado al Instituto de Patología Forense del Hospital Ramón y Cajal. Esa misma tarde un medio digital reproducía parte de un extracto de la misiva que llevaba NI. “Braulio, amor mío, vuelve... Yo te quiero. Eres la persona más importante de mi vida. En tantos años pasados; quemaría todo lo escrito y retrocedería a las vigilias que me llevaron al borde del suicidio (a pesar de haber nacido en el seno, de una añoranza de perpetua tristeza, de tú extraña dependencia, siempre me rondó la misma pregunta: ¿se sentiría cómodo siendo feliz?). Posiblemente, ya no era necesario. No obstante, Nekane dijo: ya no lo aguanto más. Esta angustia me está matando. De verdad, Braulio. Es otra de tus crisis habituales o ¿Tienes pensado volver? Porque te necesito más que nunca de vuelta. ¡Braulio, amor mío! Por fin, te encontré para siempre.




                                                                        FIN




                      Dedicado a Harlan Ellison mayo 1934/junio 2018 In memoriam





Fotogramas adjuntados 


Mystery in Mexico (1948) by Robert Wise 
The Night Of The Following Day (1973) by Hubert Cornfield
Séance on a Wet Afternoon (1964) by Bryan Forbes
Le mépris (1963) by Jean-Luc Godard




                               

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