Las familias magnéticas de Nobili

diciembre 08, 2017 Jon Alonso 0 Comments







Todos los sueños de noviembre comenzaban de la misma forma; unas hermosas damiselas flotando sobre un campo magnético de cristal fluorescente con las caras desalentadas. Cada una de ellas, improvisaba un aria inmaculada y certera. A pesar de sentir la sombra del miedo, detrás de las cortinas, en cada respiración del imantado escenario: el espectáculo continuaba su itinerario. Sin embargo, aquellas sombras pavorosas; terminaron por convertirse en público luminescente. Desde, ese instante, comenzaron a cantar todo su repertorio en Do menor. Finalmente, sonrieron sardónicamente a la platea y desaparecieron como en un prestigioso truco de magia.
—Esto es insoportable. ¡Por Dios, qué crueldad! Me parece terribleesputaba una voz. Desde el fondo, del decadente patio de butacas. La barítono del cuarteto miraba su libreto de notas convertido en algoritmo caótico. 













Aquel programa cambiaba de grafía y se transformaba en pétalos de flores multicolores que caían y volvían a elevarse. El olor que desprendía aquel libreto, no era precisamente a orquídeas salvajes, sino un hediondo légamo dentro de un millón de letrinas embozadas.
—Todo sigue igual. Sin cambios. Tan solo, un halo de éxtasis, a modo de tiempo muerto, parecía ser la nueva eternidad. Me pareció la gran pantomima de un patético infierno —Comentaban las luciérnagas, mientras traían el celestial aroma a pan horneado. ¡No, no! Estás muy equivocado. ¡Tío listo! No voy a servirte ni te serviré jamás. Tu alternativa es lo más parecido a llorar o sentir el punzón de tu maldita enfermedad crónica. —Ah! Cabrona. ¡Piedad, por favor! Nunca cambiaras, ni sabrás del significado de tal palabra. No tiene sentido, perder el tiempo en tu puta cantinela. 












Tu ADN lleva grabada la palabra, perdedor.—Le respondió ella. El pilar del flujo de magma que olía a caspa y barras de chocolate recién desprecintadas del paquete, empezó a atragantarse entre risas flojas. En aquel lugar las vibraciones eran bizarras y descompasadas. Cuando la rotura del cristal de una bombilla crujió en mi estribo. Pero, todo quedó en una almádena que se estrelló contra el cerebro de aquella alcahueta.
—A esos que sirves, ya no te ven como una persona, ahora eres un arma sensible. Un artefacto viviente para guardar y sacar cuando necesitan. Algo destruido. Ansias la libertad, pero estás encadenado a tus Domines. ¡Sírveme y te daré toda la libertad que quieras! Una ola de rayos gamma se iba concentrado a marchas forzadas. Ella sacudió la cabeza violentamente y gritó. Parece que alguien o algo desconocido rompió las barreras; y ahora la ley pura está en los planos de la realidad virtual.











La ley pura es veneno para los seres vivos, pues, cambian. —Eso es tan malo como la propia interpenetración del caos. Ahora, sabrá cuál es la situación. —Prepárese para estar listo, en cualquier momento. Cuanta más información tenga; el diseño del plan de ataque dejará de ser una quimera. Mi garganta la notaba seca. ¡Hora de beber! Venga, idiotas! Beban. Es gratis. Nobili se inclinó ante su público y se dirigió rápidamente hacia la puerta. De repente, un extraño rayo de energía cayó del cielo y golpeó los cristales de la tramoya. Su armonía dejó una sonoridad tripartita que se intensificaba, cada vez que sorbías un poco de vodka. Nobili sintió la naturaleza de una deformidad —dentro del rayo ámbar— de energía que fulminó el escenario. Fuera lo que fuera, estaba hecho con una alineación y simetría perfecta. Realmente, prodigioso. Aunque la viga tenía un ángel pegado a una escocia. Nunca supimos si era un ser bueno o malo. Definitivamente, Nobili se despertó y espetó: ¿aprendieron algo de expuesto hoy aquí? —Creo que va a ser que no. No se preocupen, estas cosas pasan en las mejores familias.





                                                                                     FIN




                              Dedicado a Johnny Hallyday Junio 1943/diciembre 2017   In Memoriam






Fotogramas adjuntados


Edison, the Man by Clarence Brown (1940)
Primer by Shane Carruth (2004)
The Invisible Man by James Whale (1933)
The Imitation Game by Morten Tyldum (2014)









                   

0 comentarios: