"EL CUADRILÁTERO DEL ESPACIO CUÁNTICO: MICKEY, HAWKING Y SERVIDOR, "
Es curioso esto de la vida. Una vez le pregunté a un amigo ¿qué es la vida?, Él: — beber, comer y copular…Bien, asentí. Escudriñé a otro ¿qué es la vida?, —jugar todos los días a la lotería…Bueno. No está mal, pero aún hay más… Apareció el desterrado de toda la pandilla y dijo: —La vida es dura, mucha gente no lo entiende y por eso toma pastillas para el estrés... Vaya con el fenómeno… ¿Elucubraciones del espacio cuántico?... Y aterrizó Mickey Rourke. El bueno de Mickey estaba perdido tras la muerte de su hermano y le dijeron ¿quieres ser el protagonista de una peli sobre un tío que fue alguien y al final la palma? —Sí. Buena decisión. Yo siempre he creído que la vida es lo más parecido a correr delante de un Miura en San Fermín: adrenalina…Eso es lo que nos mueve; nos da las sensaciones, la vitalidad; el riesgo extremo, la confitura de las comilonas, los grandes caldos de la piel de toro, el buen malta escocés, la familia, la traición, el éxito, el fracaso y el sexo cuando te dejan... Ah…,nada de nada… Dijo un sabio: “vivirás muchos años con salud y morirás muy viejecito en tu lecho”. Qué paradójico esto de la vida. Frankie Valli —antiguo cantante de los 60 y paladín de la mafia— tiene un pequeño papel en la mejor serie de Televisión de todos los tiempos, “Los Soprano”. En el capítulo inicial de la 4 temporada dice una frase de culto -demoledora- amén, de la pericia de los responsables del producto y ponerle en sus labios semejante apostilla. Situemos la acción: cuatro capos diseñando la estrategia de las jefaturas—tú te cargas a éste, yo te pongo a ti, bla, bla… —muy similar a la política, la corrupción, la propaganda… Sí, sí… Todo muy eugenésico. De repente, el bueno de Frankie dixit: “cuando te han hecho una operación de cuádruple bypass tienes mucho, pero qué mucho tiempo para pensar...” Lo clavó. Tanto, tantísimo como que los guionistas de este país nunca escribirán cosas tan brillantes —exceptuando al difunto D. Rafael Azcona que en paz descanse— ya que el pueblo español tiene todos los días una jugosa ración de entretenimiento sextero y mediatsetero.
Es tiempo de apretones, recortes y algunos espadazos como el mío y el de mi amigo M. Rourke. Menos mal que antes los anunciaba el NODO y ahora con fanfare en HD digital por decreto gubernativo... Hachazo en el esternón y al bolsillo. ¿Paradojas de la vida o quizás las trampas de la misma? Se lo preguntaré al llorón de mi farmacéutico. La escritura, la constancia y la supervivencia en esto de la vida. Tendré que dar gracias…Pues la Cardiopatía isquémica congénita es un misterio con hipotéticas soluciones y no el moobing que es nocivo, aunque mucha gente se empecine en llamarlo plastilina hiperestésica. Por fin, se ha constatado que produce infartos, ansiedad, tristeza, miedo, inquietud…En donde siempre hay un envidioso mediocre que dirige la tramoya desde la cercanía de tu trabajo todos los días y un objetivo intrínseco entre las cejas: dejarte marcada la suela de las chirucas en el careto de la dignidad. Sin embargo, los lamentos y las palabras son detritus que el viento se encarga de hacerlo desaparecer y sólo te quedan los buenos cuidados de tu fiel y silente esposa—he tenido más suerte en lo de las mujeres que Mickey—, Marisa Tomei estaba llena de dudas. Comienza el adagio de fondo: lavar, asear, mimar, levantar al bicho: lo que se le ocurra (¿suena a música de spot publicitario de asociación de minusválidos?...) y así hasta que mañana vuelve a su trabajo. Muy temprano, le preguntarán por los empastes del dentista y la jaqueca. Los compañeros son así. Las palmaditas de los amigos, las buenas palabras que se dice la gente en los hospitales donde vemos los toros llamando a tablas y todo eso de lo políticamente correcto. Mientras el cuadrilátero descansa apaciguando las dudas de Marisa Tomei. Lo dicho, tuve suerte en el papel más arriesgado de mi vida. Me viene a la cabeza aquel periodista de los tiempos aznarianos —Buruaga— ahora en la cadena de los Manolos obispos; sentenciaba su noticiario trompetero con aquello de… “Así son las cosas, así se las hemos contado”. Al final un entrenador que iba para grande dijo: “no se puede desperdiciar tanto talento”… Así, le fue a él y así acabamos entre los desperdicios embadurnados de bombones, agua Bezoya y Coropres. Mañana un lunes al sol en la eterna primavera. No es una cuestión de mala suerte, es una cuestión física y pura en el espacio cuántico que diría el maestro Hawking. Siempre te quedará el alivio: podía haber sido mucho peor. En fin… Mickey —mi viejo amigo— cuántas no hemos montado, también tiene un queloide en el pecho, pero es de silicona adherida y su esternón está intacto por eso de la magia del cine y la genialidad de Aronofsky. ¿De verdad qué este film no lo ha hecho un Sr. Llamado J. Ford? Gracias a los dioses, a Mr. Rourke Y Mr. Hawking por comerse el cuadrilátero.
Es tiempo de apretones, recortes y algunos espadazos como el mío y el de mi amigo M. Rourke. Menos mal que antes los anunciaba el NODO y ahora con fanfare en HD digital por decreto gubernativo... Hachazo en el esternón y al bolsillo. ¿Paradojas de la vida o quizás las trampas de la misma? Se lo preguntaré al llorón de mi farmacéutico. La escritura, la constancia y la supervivencia en esto de la vida. Tendré que dar gracias…Pues la Cardiopatía isquémica congénita es un misterio con hipotéticas soluciones y no el moobing que es nocivo, aunque mucha gente se empecine en llamarlo plastilina hiperestésica. Por fin, se ha constatado que produce infartos, ansiedad, tristeza, miedo, inquietud…En donde siempre hay un envidioso mediocre que dirige la tramoya desde la cercanía de tu trabajo todos los días y un objetivo intrínseco entre las cejas: dejarte marcada la suela de las chirucas en el careto de la dignidad. Sin embargo, los lamentos y las palabras son detritus que el viento se encarga de hacerlo desaparecer y sólo te quedan los buenos cuidados de tu fiel y silente esposa—he tenido más suerte en lo de las mujeres que Mickey—, Marisa Tomei estaba llena de dudas. Comienza el adagio de fondo: lavar, asear, mimar, levantar al bicho: lo que se le ocurra (¿suena a música de spot publicitario de asociación de minusválidos?...) y así hasta que mañana vuelve a su trabajo. Muy temprano, le preguntarán por los empastes del dentista y la jaqueca. Los compañeros son así. Las palmaditas de los amigos, las buenas palabras que se dice la gente en los hospitales donde vemos los toros llamando a tablas y todo eso de lo políticamente correcto. Mientras el cuadrilátero descansa apaciguando las dudas de Marisa Tomei. Lo dicho, tuve suerte en el papel más arriesgado de mi vida. Me viene a la cabeza aquel periodista de los tiempos aznarianos —Buruaga— ahora en la cadena de los Manolos obispos; sentenciaba su noticiario trompetero con aquello de… “Así son las cosas, así se las hemos contado”. Al final un entrenador que iba para grande dijo: “no se puede desperdiciar tanto talento”… Así, le fue a él y así acabamos entre los desperdicios embadurnados de bombones, agua Bezoya y Coropres. Mañana un lunes al sol en la eterna primavera. No es una cuestión de mala suerte, es una cuestión física y pura en el espacio cuántico que diría el maestro Hawking. Siempre te quedará el alivio: podía haber sido mucho peor. En fin… Mickey —mi viejo amigo— cuántas no hemos montado, también tiene un queloide en el pecho, pero es de silicona adherida y su esternón está intacto por eso de la magia del cine y la genialidad de Aronofsky. ¿De verdad qué este film no lo ha hecho un Sr. Llamado J. Ford? Gracias a los dioses, a Mr. Rourke Y Mr. Hawking por comerse el cuadrilátero.
Dedicado al Dr. Francisco Ridocci; el científico que susurraba a los escáners