"Colosos cincelados de Amor"

septiembre 04, 2012 Jon Alonso 15 Comments

                                          

             

                                       

                                                                              Michael Clarke Duncan (1957-2012)





No es el caso de nuestro amado John Coffey, que tan grande como Heracles tuvo que realizar más de doce trabajos desagradables e incluso mal pagados. No, porque MCD fue incapaz de hacer daño a nadie. Al bueno de Mickey lo llamaban para cualquier bolo; animador erótico,  guardaespaldas, instalador telefónico y del gas, cavador de zanjas y segurata (había que ganarse la manduca y cuidar a la familia). No era una gran estrella, pero nos enamoró a todos en ese papel inolvidable—parido en la prodigiosa mente de S. King—de reo con poderes sobrenaturales  en "La Milla verde" 1999 by Frank Darabont. ¡Maldita puta mala suerte del destino; ésa, en la que andamos metidos todos! Los azares divinos, que maneja el director de ese Casino llamado, vida: el tahúr de las barbas blancas. Sus caprichos son condenas disfrazadas de ofrendas y venganzas. Sí. El tío más fuerte de la pantalla; bondadoso, afable y cariñoso (un ángel negro de Machín) lo ha matado un trombo o una plaqueta envalentonada que paró en seco su enorme corazón. Una vez me dijo mi cardiólogo: —es el tío con más suerte que he conocido en mi vida—Yoo, qué dice…—He visto caer rocas esculpidas en Rodas, pero lo suyo... —¿qué quiere decir?—Lo normal, JC; es que estuviera muerto, lo regular en una silla de ruedas y  lo anormal, que está corriendo y tiene una memoria digital insaciable. Ha vivido más vida, historias, viajes, amores y pasiones que todos los que trabajamos en esta aturullada planta... Saben que odio los lamentos y los remordimientos. El presente que se llama futuro: 24 horas, un día en Japón como "Lost in Translation". No hay futuro, que no sea el presente diario. Mañana, nadie se acordará de MCD. Normal, lógico,  natural y humano. Pero hoy estoy triste y Thomas Newman tiene un estilo especial, tan sumamente, sublime (se nota que  el apellido está envuelto del embrujo de Euterpe) que me hace llorar. D.E.P, John Coffey qué sigas haciendo tan feliz a la gente del mundo dónde vayas, como nos hiciste en este planeta... Gracias